Por: Rudy Olivera Encina
Educación palabra muy de moda en los discursos de políticos en épocas de campaña. Como no significa nada concreto, se consiguen con ella crear "esperanza". La esperanza en algo, llámese como se llama, siempre es el mejor arma para ganar algunos aplausos y por supuesto incautos votos.
Nuestra realidad es espeluznante, el ser profesional no garantiza conseguir empleo, un gran porcentaje de nuestros profesionales que tiene trabajo se dedican a labores distintas de las que estudiaron.
¿Educar para trabajar en qué?
La pregunta del siglo es lo que se hará con los muchachos bien instruidos en diferentes artes como la odontología, la ingeniería, la administración de negocios. Actualmente hay una cantidad enorme de licenciados, master y doctores, en esas y otras muchas ciencias, que buscan trabajo, sin encontrarlo.
Resulta patético ver a esos jóvenes profesiones, dedicados a enviar sus CV (Currículum Vitae), como volantes a diferentes empresas y a todos los correos electrónicos que consiguen.
Lo que falta son empresas que den trabajo.
La solución de los Faraones del antiguo Egipto, para combatir el desempleo, fueron los megaproyectos.
Recientes descubrimientos arqueológicos han sacado a la luz que las pirámides fueron construidas por trabajadores libres, que tenían buenos niveles de vida. Está probado que esos trabajadores eran egipcios. Hasta hace poco, se creía que las pirámides habían sido construidas por esclavos extranjeros.
Seguir educando, sin planes nacionales de ocupación plena, es bastante inconsistente.
La situación que se está enfrentando es grave. La cifras de profesionales desocupados crece a una velocidad impresionante. La competencia entre profesionales ya no es solo dentro de cada país o región. Las migraciones de profesionales son ahora mucho mayores, que hace algunos años, es decir el ingeniero peruano compite ahora con los de Chile.
Todo esto parecen ignorarlo los gobernantes, los cuales no proponen acciones concretas y positivas, para conseguir que los niños, que ahora mismo ingresan a la industria de profesionales al por mayor, puedan algún día tener un trabajo estable y medianamente remunerado. Aspiración universal que como alguien dijo, es el más preciado don que alguien pueda recibir en la vida.
Educación palabra muy de moda en los discursos de políticos en épocas de campaña. Como no significa nada concreto, se consiguen con ella crear "esperanza". La esperanza en algo, llámese como se llama, siempre es el mejor arma para ganar algunos aplausos y por supuesto incautos votos.
Nuestra realidad es espeluznante, el ser profesional no garantiza conseguir empleo, un gran porcentaje de nuestros profesionales que tiene trabajo se dedican a labores distintas de las que estudiaron.
¿Educar para trabajar en qué?
La pregunta del siglo es lo que se hará con los muchachos bien instruidos en diferentes artes como la odontología, la ingeniería, la administración de negocios. Actualmente hay una cantidad enorme de licenciados, master y doctores, en esas y otras muchas ciencias, que buscan trabajo, sin encontrarlo.
Resulta patético ver a esos jóvenes profesiones, dedicados a enviar sus CV (Currículum Vitae), como volantes a diferentes empresas y a todos los correos electrónicos que consiguen.
Lo que falta son empresas que den trabajo.
La solución de los Faraones del antiguo Egipto, para combatir el desempleo, fueron los megaproyectos.
Recientes descubrimientos arqueológicos han sacado a la luz que las pirámides fueron construidas por trabajadores libres, que tenían buenos niveles de vida. Está probado que esos trabajadores eran egipcios. Hasta hace poco, se creía que las pirámides habían sido construidas por esclavos extranjeros.
Seguir educando, sin planes nacionales de ocupación plena, es bastante inconsistente.
La situación que se está enfrentando es grave. La cifras de profesionales desocupados crece a una velocidad impresionante. La competencia entre profesionales ya no es solo dentro de cada país o región. Las migraciones de profesionales son ahora mucho mayores, que hace algunos años, es decir el ingeniero peruano compite ahora con los de Chile.
Todo esto parecen ignorarlo los gobernantes, los cuales no proponen acciones concretas y positivas, para conseguir que los niños, que ahora mismo ingresan a la industria de profesionales al por mayor, puedan algún día tener un trabajo estable y medianamente remunerado. Aspiración universal que como alguien dijo, es el más preciado don que alguien pueda recibir en la vida.
EL QUE ESTUDIA TRIUNFA: ¿SERA VERDAD?
ResponderEliminarUna mentira que ya incomoda
Cuando paso por una de las principales avenidas de mi ciudad, puedo ver a Carlos un joven Ing de Informática sentado ofreciendo el servicio de llamada telefónica a costos módicos. Sigo mi camino y luego paso por el mayor movimiento comercial de mi zona y veo a otro conocido, Luis Ing. AgroInd. vendiendo plátanos al paso, gritando a todo pulmón que le compren sus plátanos. No hay nada malo en ello, por el contrario son personas dignas, pero para ello estudiaron 5 años en una universidad para vender o prestar servicio tan igual como otro lo hace sin estudios universitarios.
Robert Kiyosaki consultor y conferenciante internacional sobre Inteligencia Financiera, que enseña como utilizar el dinero, tiene una libro que titula “Si quiere ser Rico no vaya a la Escuela” tendrá razón este personaje. ¿Que estará pasando en los colegios y universidades que los alumnos aprender a ser pobres?
Los eslóganes en los centros pre universitarios dicen: ESTUDIA Y TRIUNFA, será verdad tan prometedor eslogan. Que dice la realidad; NO, no todos los que estudian Triunfan en la vida. Entonces estaremos preparando alumnos destinados a MORIR. Si es una forma de morir, vivir en la miseria y sin sentido. Es una forma de fallecer cuando todo los esfuerzos que hiciste, lo sientes en vano y no tienes fuerzas para seguir.
La pregunta seria que nos da la vida para triunfar como si lo demuestran muchos emprendedores y personas de éxito. LIBERTAD para equivocarte, mientras que un docente condena el error de un alumno con una mala nota, la vida te da la libertad para seguir equivocándote hasta que logres un resultado diferente. Mientras que la vida te hace reflexionar sobre lo que tienes que aprender de esa lección, el docente te manda estudiar nuevamente y solo te da una oportunidad más o tal vez dos.
Mientras que la vida se convierte en tu mentor, en tu coach, en tu entrenador, el docente quiere enseñarte todo y nunca quiere que le hagas quedar mal, por no saber algo que humanamente es posible.