La esclavitud, como institución jurídica, es una situación
por la cual una persona (el esclavo) es propiedad de otra (el amo); es una
forma particular de relaciones de producción, característica de un determinado
nivel de desarrollo de las fuerzas productivas en la evolución de la economía.
El Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y
de su Abolición se celebra el 23 de agosto, mientras que el Día Internacional
para la Abolición de la Esclavitud se celebra el 2 de diciembre. Los tratados
internacionales contemporáneos (Convención sobre la Esclavitud, 1926) recogen
la prohibición de la esclavitud, que se considera como un crimen contra la
humanidad. No obstante, sigue existiendo arraigada culturalmente en
determinados países (India, Sudán, Mauritania) y ha reaparecido en otros bajo
ciertas condiciones excepcionales, como es el caso de la mano de obra infantil
esclava en el Sudeste asiático o determinados tipos de prostitución en todo el
mundo. La esclavitud se remonta a la Edad Antigua, aunque no de forma
equivalente en todas las civilizaciones. Parece que su origen histórico
proviene de la práctica de aprovechar como mano de obra a los cautivos en las
guerras, como alternativa a otra posibilidad también usual: sacrificarlos.
También fue la suerte de algunos pueblos conquistados. Otra vía para llegar a
la condición de esclavo era la esclavitud por deudas1 o apremio individual. El
florecimiento cultural de la Atenas de Pericles o de la Roma clásica estaba
fundamentado en una economía basada en la fuerza de trabajo esclava. Aristóteles
sostuvo que la esclavitud es un fenómeno natural. Con la transición del
esclavismo al feudalismo, a partir de la crisis del siglo III, la mayor parte
de la fuerza de trabajo ya no era esclava. No obstante, la esclavitud no
desapareció, y se mantuvo como una condición social más o menos marginal, según
las zonas, durante toda la Edad Media y toda la Edad Moderna, renovándose su
utilización masiva durante la colonización de América. El movimiento
antiesclavista se desarrolló a partir de finales del siglo XVIII, culminando
con la abolición de la esclavitud en la mayor parte de los países del mundo, no
sin fuertes resistencias (como la Guerra de Secesión en Estados Unidos).
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